Continuamos el mensaje cuyo el tema trata de «donde hallar consuelo en la aflicción». Estamos ante las últimas horas de Jesús como hemos vimos previamente. Su ministerio con sus discípulos llegaba a su fin cuando Él se retiró al aposento alto para compartir una serie de lecciones en intimidad con ellos.

El Señor sabía que sus discípulos estaban afligidos. El maestro les había anunciado que se iba y ellos no sabían a dónde. Estaban inquietos, la noticia de su partida era para ellos un duro golpe porque habían puesto su fe en Él. Lo habían dejado todo para seguir a Cristo y resulta que ahora su Señor desde hace tres años se iba. “No sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” [1] preguntan. No podían entender como el prometido Mesías, por los profetas ya en la antigüedad, podía convertirse ahora en una víctima a manos de hombres impíos hasta tal punto de llegar a ser crucificado y muerto en la cruz.

Por esta razón estaban tristes, desconcertados y angustiados. El Señor que los amaba profundamente como el mismo ha dicho en el capítulo 13:1 “como habiéndolos amados los amo hasta el fin». Es en el aposento alto donde va a darles muchas lecciones, pero fundamentalmente tienen el objetivo de consolar a sus afligidos discípulos. Veremos este hecho en los textos del evangelio de Juan capítulo 14 del 7 al 14.

En este pasaje encontramos tres razones para hallar consuelo en Jesús. Razones de consuelo para ellos y, por supuesto, para nosotros también si nos apropiamos de la enseñanza que El Señor les da. La primera razón era depositar su confianza en Cristo. Cristo les dice: “Creéis en Dios, creed también en mí” [2].

En segundo lugar, consideramos que El Señor les invita a confiar en su provisión. El Señor les explica que no solamente iba a estar con ellos por su Espíritu, además estaría preparando lugar para ellos. Porque su propósito es estar con nosotros por toda la eternidad. El Señor les dice: Yo he venido precisamente para eso, para preparar lugar para vosotros y para estar con vosotros porque quiero que donde yo estoy vosotros también estéis conmigo para preparar un lugar para vosotros para la eternidad.

La tercera razón era confiar en el camino de Cristo. «Yo soy el camino» les dice Cristo a sus afligidos discípulos. Él es “el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” [3]. Tenemos en Él el consuelo que necesitamos; y si estamos en Cristo estamos en el verdadero camino. Tenemos la verdadera vida, la vida eterna No puede haber mayor consuelo para un corazón afligido, que saber que está en el camino de Cristo, que todo lo que pasa en ese camino está controlado por la soberanía de Dios.

Este pasaje en los versículos del 7 al 14, nos presenta tres razones para encontrar consuelo en medio de la aflicción:

• Hemos de confiar en la persona de Cristo (v.7-11).
• Confiando en el poder de Cristo (v.12).
• Confiar en la promesa de Cristo (v.13-14).

Con el propósito de hallar refugio en medio de las tribulaciones y contiendas que nos aquejan por seguir a Cristo, teniendo consuelo en nuestro Señor el cual se perfecciona en nuestras debilidades.

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[1] Juan 14:5, RVR1960, [2] Juan 14:1b, RVR1960, [3] Juan 14:6, RVR1960.