La Suficiencia de la Palabra

¿Es la Palabra suficiente o necesitamos algo más?

Cada vez más parece asumirse que se necesita algo más que la Biblia para ayudarnos a hacer frente al mundo moderno. “Vemos evidencia de esto en el hecho de que muchos pastores o líderes de iglesias dudan que la Escritura sea alimento suficiente para la congregación, y tratan de suplementar la enseñanza bíblica con entretenimientos e ideas obtenidas del mundo. No creen que el estudio, la enseñanza y la aplicación de la Palabra de Dios sean suficientes para satisfacer las necesidades espirituales de las personas. Y parecen no creer que la predicación de la Biblia sea suficientemente apelativa para los incrédulos.” (John MacArthur, Piense conforme a la Biblia).

Cuando afirmamos la Suficiencia de la Palabra de Dios, afirmamos que todo cuanto es necesario para la salvación, y asimismo todo lo concerniente a la fe y a la vida de piedad se encuentra en la Biblia, de forma clara para que el creyente pueda entenderlo para su propio bien espiritual.

El reto de la Suficiencia de la Palabra es que constantemente está siendo atacada por filosofías e ideas de esta sociedad. Sutilmente se introducen en nuestras mentes, y reemplazan la Palabra si no estamos firmes. No hay ninguna otra cuestión en la historia de la Redención que haya provocado mayor controversia que la Suficiencia de las Escrituras. Desde el principio mismo, en Génesis, en el huerto del Edén, la Suficiencia de la Palabra de Dios ha sido objeto de ataques. Satanás ha tratado desde el principio mismo de mermar la Suficiencia de las Escrituras, con el propósito de introducir sus propias ideas, y así hacernos olvidar la Gloria de Cristo.

El apóstol Pablo tuvo que defenderse de los ataques a la Suficiencia de la Palabra en la iglesia de los primeros tiempos, y 2ª Timoteo nos enseña cuáles son las respuestas a esos ataques. Puedes leer 2 Timoteo 2:15-18; 3:1 – 4:4. Las Escrituras son la Verdad, la Palabra es la que produce, la que aprovecha. Pablo exhorta a Timoteo a evitar las vanas palabrerías que conducen a la impiedad, las contiendas sobre palabras necias, insensatas, que provienen de los razonamientos del hombre, filosofías del mundo, técnicas, que no aprovechan y son para perdición.

1 Timoteo 4:7, “Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad.”

1 Timoteo 6:20, “Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las profanas pláticas sobre cosas vanas, y los argumentos de la falsamente llamada ciencia, la cual profesando algunos, se desviaron de la fe.”

Pablo advierte que vendrán tiempos difíciles para la iglesia (3:1, “vendrán tiempos peligrosos”). Tiempos que sin duda vivió Timoteo, y que estamos viviendo hoy, en los que se niega el poder y la suficiencia de la Palabra de Dios. Los describe como tiempos peligrosos, en los que debemos estar alerta, en los que algunos apostatarán de la fe, serán engañados.

1 Timoteo 4:1, “en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.”

Y Pablo advierte que se levantarán maestros falsos, que hablarán lo que la gente quiere oír, sensaciones agradables a los oídos, conforme a sus propios deseos (concupiscencia), y no según la sana doctrina de la Palabra, porque no la soportan. Estos maestros negarán la suficiencia de las Escrituras, y seguirán las corrientes y filosofías de la sociedad.

Seamos sobrios, estemos atentos a cualquier filosofía que intente entrar en nuestra mente. Desechemos todo aquello que no da la Autoridad a la Palabra. Desechemos todo lo que, aunque agradable a nuestros oídos, no se conforma a la Palabra.

La Palabra de Dios es suficiente para salvación y santificación

2 Timoteo 3:15, “y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús.”

En primer lugar, este versículo muestra claramente que la Palabra de Dios tiene la capacidad suficiente para proporcionar al hombre sabiduría. El término “pueden” se refiere a un poder que reside en el objeto por razón de su naturaleza. La Palabra es poderosa, tiene el poder necesario y suficiente. No necesita de nada, no hay nada que añadirle. En ella reside el poder de transformación de nuestras vidas.

En segundo lugar, este versículo muestra que la Palabra de Dios tiene el poder de hacernos sabios para la salvación. La Palabra nos ilumina, es luz, nos da el conocimiento, “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10.17). Nos hace sabios para la salvación. Se trata de sabiduría para o en relación a la salvación, tanto para la conversión inicial como para la salvación progresiva, nuestra santificación a la que somos llamados como hijos de Dios. Como dijo el apóstol Pablo “ocupaos en vuestra salvación” (Filipenses 2:12).

 

La Palabra de Dios es suficiente para la vida de piedad

La Biblia contiene todos los principios necesarios para resolver cualquier cuestión espiritual y emocional de nuestra vida.

2 Pedro 1:3, “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,”.

Dios ha dado a su pueblo “todo lo necesario para la vida y para la santidad”, los principios para resolver todas las necesidades espirituales y emocionales. Las Escrituras nos bastan para superar cualquier problema espiritual o emocional en nuestra vida, nos da la dirección que necesitamos, nos da el consuelo y la paz, nos corrige y nos exhorta, trae gozo a nuestra vida. No hay nada en nuestra vida que no podamos afrontar con la Palabra de Dios. ¡Es Suficiente! Cualquier problema emocional que suframos, cualquier necesidad espiritual, puede ser resuelta con la Palabra de Dios.

 

La Palabra de Dios es la completa y perfecta instrucción para la vida

El rey David tuvo razones humanas más que suficientes para poner a un lado las Escrituras, y tratar de resolver sus problemas emocionales buscando en las ciencias de la sociedad de la época. Sufrió la traición de su propio hijo, el engaño, el rechazo, la persecución (Salmo 55). Aún también angustia (Salmo 6), culpa, ansiedad, depresión (Salmo 32). Y además el dolor inmenso por la pérdida de un hijo recién nacido (2 Samuel 12:15-23). Sin embargo, David recurrió a la Escritura como la completa y perfecta fuente de instrucción y ayuda para la vida.

“Usar la psicología para el cuidado del alma es como tratar el cáncer con aspirina. Puede dar una alivio temporal del dolor e incluso disimular los síntomas, pero jamás podrá penetrar los asuntos del corazón como la Palabra de Dios.” (Dr. John Street)

En el Salmo 19 se dan 6 atributos (características) con su correspondiente efecto en la vida de las personas. La Palabra de Dios es perfecta, es fiel, es recta, es pura, es limpia, es verdad. ¿A qué otra cosa vas a recurrir para encontrar consejo mejor que este? La Palabra de Dios transforma el alma, hace sabio al sencillo, trae gozo a la vida, alumbra los ojos, no pasa de moda, es justa. ¿Qué más puedes necesitar?

En la Palabra de Dios tenemos todo lo necesario, es perfecta. Podemos confiar en la Palabra de Dios, descansar en sus promesas y testimonio, es segura. Con la Palabra podemos saber cuál es el camino correcto para nuestra vida. Con la Palabra podemos discernir adecuadamente y tener luz para ver. La Palabra de Dios no pasa de moda, es actual y eficaz siempre, y puedes estar seguro al 100% de que nada en ella te defraudará. Siendo este un mundo de mentiras y falsedad, con la Palabra de Dios podemos estar en la verdad.

Este artículo está basado en Steve Fernandez, La Palabra Viva y Suficiente de Dios (Exalting Christ Publishing), y J. S. Duvall y J. D. Hays, Hermenéutica: entendiendo la Palabra de Dios (Clie, 2008).

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