La Revelación de Dios

Por primera vez una sonda espacial aterrizó en la superficie de una cometa. Para llegar allí, la Rosetta, con el Philae enganchado, ha viajado durante más de 10 años, recorriendo 6.400 millones de kilómetros, desde que partió de la Tierra. Cuando la nave terminó de descender y posarse sobre el cometa, uno de los jefes de la operación dijo “Philae nos ha hablado, ha aterrizado”.

Es sorprendente cómo el hombre delante de semejante majestuosidad del Universo, sigue cegado y vislumbrado por sus propios logros y hazañas. Pero, para nosotros, es aún más sorprendente, que el Creador de todo el Universo, en su gran misericordia, se haya querido revelar a nosotros, insignificantes criaturas. Hay dos clases de revelación:

LA REVELACIÓN NATURAL

La Revelación Natural, se produce a través de la Creación (Rom.1:20, “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa”. La revelación natural revela la existencia de un Ser divino, un Ser digno de toda alabanza y adoración, debiendo el ser humano rendir cuentas ante Él. Revela su omnipotencia, su eternidad. Revela lo suficiente y necesario para emitir una condena “de modo que no tienen excusa”.

Pero el hombre rehúsa recibir la revelación natural. Se envaneció en su razón (v.21), se creyó sabio por encima de Dios (v.22), cambiaron la verdad por la mentira, y pusieron a la criatura en el lugar del creador (v.25). El hombre no tuvo en cuenta a Dios (v.28), se negó a reconocer su Gloria y Majestad. El hombre se encuentra completamente perdido. Es inexcusable delante de Dios, “todos están bajo pecado” (Rom.3:9), no hay nadie justo, no hay quien busque a Dios, no hay temor de Dios delante de sus ojos (3:10,18). Por eso se hace necesaria la relevación especial.

“Lo que de Dios nos es necesario y beneficioso conocer, Él lo ha revelado en Cristo, y todo aquello que ahí no se encuentre, podemos estar seguros de que no es ni necesario ni conveniente que sepamos. Aquellos que pretenden suplir la revelación cristiana harían bien en primero añadir brillo al sol, o más aguas al mar.” (Charles H. Spurgeon)

LA REVELACIÓN ESPECIAL

La Revelación Especial es Dios revelándose a sí mismo, poniendo de manifiesto Su pensamiento y Su voluntad. Las Escrituras nos informan acerca de la persona de Dios, su carácter, sus obras. Se centran en la persona de Cristo y su obra de redención, “a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús” (Rom.3:25-26). Las Escrituras dan testimonio de Cristo (Jn.5:39), y así se lo declaró el mismo Jesús a los dos discípulos que iban camino a Emaús (Lc.24:26-27), les declaró lo que de Él decían las Escrituras.

Las Escrituras constituyen la revelación definitiva y completa. Como dice Romanos 1:1-2, “el evangelio de Dios, que Él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras”. La Biblia nos revela todo cuanto necesitamos saber, para que “el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado” (2Tim.3:17, 2 Pedro 1:3). La Biblia es la revelación completa para estos tiempos. La realidad de la revelación se perpetúa en el transcurso de los tiempos. La Palabra de Dios vive y permanece para siempre (1Pedro 1:23,25).

Este artículo está basado en Steve Fernandez, La Palabra Viva y Suficiente de Dios (Exalting Christ Publishing).

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