Distintivos
Creemos en la predicación expositiva como la única manera de predicar bíblicamente la Palabra de Dios: leer el texto, explicar el texto y aplicar el texto.
La predicación expositiva es la explicación de forma comprensible de un pasaje bíblico en su contexto, tras el estudio profundo y adecuado del mismo, que se presenta en un formato fácil de transmitir y que es fehaciente al mensaje original del texto. La predicación expositiva se centra principalmente en el pasaje bíblico bajo consideración junto con su contexto. La predicación expositiva antepone el texto bíblico a las opiniones personales.
“Un expositor es alguien que detalla la Escritura exponiendo el texto a la luz pública para establecer su significado, explicar lo que resulta difícil de comprender y emplearlo de manera apropiada”. Richard Mayhue
“El predicador expositivo es, por definición, un estudiante bíblico capaz que interpreta la Escritura de manera precisa, aplica sus verdades en su vida y entonces las proclama a su congregación”. John MacArthur
“La predicación expositiva es predicar de tal forma que el punto principal del texto bíblico que se considera, se convierta en el punto principal del sermón que se predica. No estamos diciendo que la predicación expositiva tiene que ser hecha versículo por versículo a través de un libro de la Biblia. No estamos diciendo que la predicación expositiva descarta la predicación tópica como una manera de predicar legítima. No estamos diciendo que la predicación expositiva es simplemente una serie de conferencias cuyo objetivo principal es la difusión de información”. Mark Dever
“La predicación expositiva, como su nombre lo indica, es exponer el significado del texto en su contexto”. Sidney Greidanus
“Esta es la verdadera naturaleza de la predicación: que el hombre de Dios abra la Palabra de Dios y exponga la verdad, con el fin de que la voz de Dios sea escuchada, la gloria de Dios sea vista y la voluntad de Dios sea obedecida”. Steven J. Lawson
“La predicación expositiva explica lo que el autor original quiso decir a la audiencia original, junto con sus implicaciones prácticas para la audiencia contemporánea. Cualquier otro método de estudio o cualquier otro sistema de predicación que no busca explicar cuál es la intención del autor original… no es predicación, porque no está diciendo lo que Dios dijo a la audiencia original”. Luis Contreras
Creemos que la Palabra de Dios es suficiente porque todo cuanto es necesario para la salvación y santificación, y asimismo para resolver toda cuestión espiritual y emocional en la vida.
La Palabra de Dios es suficiente porque todo cuanto es necesario para la salvación, y asimismo para todo lo concerniente a la fe y a la vida. Veamos algunas razones bíblicas. Las Escrituras son la Verdad (2Tim.2:15, 18, 25, 3:7, 8, 4:4). La Palabra de Dios es suficiente para guiarnos a salvación (2Tim.3:15). La Palabra de Dios es suficiente para nuestra santificación (1Ped.2:2). La Biblia es suficiente porque contiene los principios necesarios para resolver toda cuestión espiritual y emocional en la vida (2Ped.1:3-4). El contexto de 2 Pedro 1 es la Palabra de Dios. El apóstol Pedro presenta argumentos a favor de la inspiración, inerrancia, autoridad y suficiencia de la Palabra. Su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad. Y lo ha hecho mediante el conocimiento de Dios. Y nos ha dado preciosas y grandísimas promesas… en Su Palabra. Todas las cosas necesarias para enfrentar la vida y caminar en piedad están en la Escritura.
Por tanto, la Biblia es la completa y perfecta instrucción para la vida. El rey David recurrió siempre a las Escrituras para buscar refugio en medio de sus aflicciones y problemas. Sal.55; 32:4; 6:3-7; 38:5-11. Él pudo buscar ayuda en las ciencias de la época, sin embargo, reconoció la Escritura como la perfecta guía e instrucción para su vida. La exaltación de la Palabra en el Salmo 119. Las descripciones de la Escritura en Salmo 19:7-14. La completa y perfecta eficacia de la Palabra de Dios indican su suficiencia (2Tim.3:16-17). La Palabra de Dios es la herramienta dada por Dios para examinar nuestros corazones (Heb.4:12-13).
Creemos que el liderazgo de la iglesia es responsabilidad de los ancianos o pastores. Se trata de una pluralidad de hombres calificados bíblicamente y que juntos pastorean a la iglesia local.
El patrón consistente a través del Nuevo Testamento es que cada congregación local de creyentes sea pastoreada por una pluralidad de ancianos designados por Dios (Tito 1:5; Sant.5:14; 1Tim.5:17; Hch.11:30; 14:23; 15:2, 4; 20:17; 21:18; Fil.1:1; Heb.13:17). La Escritura enfatiza la importancia del liderazgo calificado de la iglesia y delinea estándares específicos (el estándar divino) para evaluar a aquellos que servirán en ese oficio. Los requisitos para los ancianos se encuentran en 1 Timoteo 3:2-7 y en Tito 1:6-8. De acuerdo con estos pasajes, un anciano debe ser irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, amable, apacible, no avaro, que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad, no un recién convertido, que tenga buen testimonio de los de afuera de la iglesia, dueño de sí mismo, sensible, retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada para que también pueda enseñar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen, irreprensible como administrador de Dios, no soberbio, no iracundo, amante de lo bueno, justo, santo, y sincero.
La función principal de los ancianos es guiar y alimentar al rebaño (la iglesia local). Como sobreveedor se dedica a guiar y cuidar la iglesia (1Tim.3:5), protegiendo, dando dirección, sirviendo humildemente a sus hermanos en Cristo (1Ped.5:1-3), buscando la sabiduría de Dios, enfrentando las dificultades y tomando decisiones. Como aquel que alimenta, se dedica a la predicación y enseñanza de la Palabra de Dios (1Tim.5:17), confortando, advirtiendo, aconsejando, animando y exhortando a los santos con la verdad de Dios (Tito 1:9). Esto también implica orar por la congregación intercediendo por otros, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Creemos que la membresía es necesaria para saber quiénes forman parte de una congregación, quiénes deben servir con sus dones, y a quiénes deben de cuidar los pastores de una forma particular.
La Biblia es clara en cuanto a la necesidad de una membresía en la iglesia. Sabemos que, en el momento de nuestra salvación, somos añadidos a la Iglesia, al cuerpo de Cristo (1Cor.12:13), la Iglesia universal. Pero la membresía en la iglesia universal sin comunión en una iglesia local no aparece en el Nuevo Testamento.
En la iglesia primitiva, creer en Cristo significaba añadirse a la iglesia (Hch.2:41-42). Cada creyente se añadía a la iglesia, de manera que ésta era perfectamente identificable. Todos sabían quiénes eran la iglesia.
Las responsabilidades de los ancianos presuponen que había un grupo de miembros de la iglesia claramente definido que estaban bajo su cuidado. Necesitan pastorear, cuidar al rebaño, velar por las almas. Los ancianos deben poder identificar a los creyentes puestos bajo su cuidado.
El proceso de la disciplina bíblica en la iglesia presupone que se conoce quiénes son los miembros de la iglesia (Mateo 18). En 1 Corintios 5:1-14, Pablo amonesta a los corintios por no quitar de en medio de ellos a un fornicador. El problema era que era parte de la iglesia, y Pablo dijo que necesitaba ser apartado de la iglesia.
La Escritura exhorta a todos los creyentes a edificar a los otros miembros del cuerpo al practicar el “unos a otros” (Heb.10:24-25) y al ejercitar sus dones espirituales. El Nuevo Testamento está lleno de la expresión “unos a otros”. Este término, la mayor parte de las veces, significa una obligación mutua entre cristianos. Hay al menos 45 mandatos diferentes de “unos a otros” en el Nuevo Testamento.
La Biblia emplea varias metáforas para referirse a la iglesia que indican que hay una membresía reconocible: familia de Dios, cuerpo de Cristo, edificio de Dios.
Creemos que cuando un miembro de la iglesia se desvía de la comunión y se encuentra atrapado por su pecado es necesario confrontarlo y llamarlo al arrepentimiento y restauración.
En ocasiones un miembro de la iglesia se desvía de la comunión y se encuentra atrapado por su pecado a causa de la ignorancia o desobediencia deliberada. Entonces es necesario que la iglesia, y particularmente sus ancianos, busquen activamente el arrepentimiento y la restauración de ese hermano. Como pastores del rebaño, los ancianos aman a las ovejas y deben rendir cuentas ante Dios por su bienestar espiritual, incluyendo el de la oveja descarriada.
Por tanto, la disciplina es el proceso mediante el cual, dentro de la comunidad de hermanos en la fe, el hermano que está pecando es confrontado y llamado al arrepentimiento.
El propósito de la disciplina de la iglesia es la restauración espiritual de los miembros caídos y la consecuente consolidación de la iglesia y glorificación del Señor. Cuando un creyente peca, y es reprendido, y se arrepiente de su pecado y es perdonado, entonces él es ganado de vuelta a la comunión con el cuerpo y con su cabeza, Jesucristo.
En Mateo 18:15-20, el Señor explica a sus discípulos como responder cuando un creyente peca. Jesús establece un proceso restaurador de cuatro pasos para la disciplina eclesial: (1) Habla a solas con él de su pecado; (2) Si no se arrepiente, toma algunos testigos; (3) Si no se arrepiente, dilo a la iglesia; (4) Si no se arrepiente, apártalo de la comunión.
Respecto a la iglesia, el propósito de sacar al hermano de comunión es proteger la pureza de la comunión (1Cor.5:6); advertir a la asamblea de lo serio del pecado (1Tim.5:20); y dar testimonio de rectitud a un mundo que mira (1Cor.5:1). Respecto a la persona que peca, el propósito de la excomunión no es castigarle, sino despertar su conciencia. Y por lo tanto debe ser hecho con amor, humildad y nunca con un espíritu de superioridad (2Tes.3:15).